En el marco del blog "Gente Consciente" de Venitz, entrevistamos a los actores de la transición verde para saber más sobre lo que hay detrás de sus compromisos. Hoy os contamos la historia de Charléric Bailly.
Hola a todos, soy Charléric “Charlo” Bailly, soy director de eventos y responsable de la movilización de voluntarios en la asociación Surfrider.
Hoy dedico gran parte de mi vida diaria a proteger los océanos. En mi trabajo, esto significa que sensibilizo al público (jóvenes y mayores) realizando intervenciones en el aula, realización de stands, recogidas de residuos, conferencias, cine-debate, acontecimientos, etc., para concienciar sobre cuestiones relacionadas con los residuos acuáticos, el agua. calidad, cambio climático; y aportar soluciones.
Desde un punto de vista personal, intento que cada uno de mis gestos, mis acciones diarias, se correlacionen con la causa medioambiental (reducción de mis residuos, consumo eco-responsable).
Mi compromiso eco-responsable lo debo a un detonante, a una concienciación: desde muy joven, gracias a mi familia, estoy inmerso en el entorno de protección del medio ambiente (refugios de fauna, asociaciones diversas). Supe muy rápidamente que quería dedicar mi vida a esto. Así que, naturalmente, seguí estudios en este campo. Además, siempre he pasado mis vacaciones en el suroeste, de ahí mi gran amor por el océano. El toque final: a los 15 años, los voluntarios de la filial Surfrider Hossegor me lo hicieron saber. A partir de ese día soñé con unirme a esta asociación.
En este sentido, llevo 3 años trabajando en Surfrider Foundation Europe (sede central), ya había trabajado allí hace 2 años. Además de mis actividades remuneradas, soy voluntario allí desde hace diez años (2 años en la sucursal de Surfrider Gironde, 8 años en la sucursal de Surfrider Costa Vasca). También apoyo otros proyectos de forma ocasional (acciones puntuales con otras asociaciones, participación en crowdfunding, membresías).
La forma en que percibo el mundo que me rodea y la forma en que interactúo con los demás ha estado fuertemente influenciada por mi familia, mis seres queridos. Ellos me iniciaron en mi camino, siempre me animaron a tener la mente abierta. Además, mi trabajo me permite conocer a cientos de personas cada año, me enriquezco con cada uno de mis encuentros.
Me gusta pensar que el deseo de apoyar causas nobles es contagioso. Así que si tuviera que dar un consejo a aquellos que aún no se han lanzado: haz lo que puedas pero hazlo, sin excusas, adelante, ¡en realidad es simple! Cada gesto cuenta, cada pequeña acción. Para la asociación todos tenemos nuestra vida personal, laboral, etc. ocupada, no importa, no es una competición, lo hacemos con el tiempo que podemos dedicar, haciéndonos voluntarios o simplemente participando en acciones puntuales. También podemos apoyar económicamente a las asociaciones, ¡hay mil maneras de colaborar! En lo que respecta a la vida diaria, hay que ir poco a poco, cambiando poco a poco tus hábitos de consumo. ¡Lo importante es tomar conciencia y actuar a toda costa! ¡Incluso el simple hecho de aprender sobre todas estas cuestiones ya es un gran paso para hacer del mundo un lugar mejor!
Sin embargo, adoptar un estilo de vida más ético y responsable no es un proceso lineal; Yo mismo no soy inocente, ni mucho menos. A veces hago la compra en supermercados, a veces compro productos envasados, uso Vans y otras prendas que no siempre son ecodiseñadas, tomo una Coca-Cola de vez en cuando, tengo un iPhone... La idea es realmente para hacer lo mejor, poco a poco. Cambiar todos sus hábitos a la vez es difícil y puede resultar frustrante.
Los rayos anaranjados del sol poniente recorren las escarpadas rocas que bordean el océano, las conchas se enfrían - arrulladas por el oleaje -, el bullicio de la ciudad se adormece detrás de la ligera niebla que se eleva. El viento me susurra una palabra al oído: ¡ Bien hecho!
¡Solo me inspira alegría! Si estoy junto al mar al atardecer es porque estoy exactamente donde siempre quise estar (soy de Lorena, olvídate del contraste...). Probablemente estoy en este atardecer con la gente que amo, estoy disfrutando de mi vida, de mi trabajo significativo, estoy bien.
El agua me roza, levanto la cabeza en un suspiro y mis ojos se encuentran con las estrellas que brillan con su hermoso brillo pálido. Me abruma una ola de sentimientos, incluso de resentimientos. Querida Naturaleza, lo sé, parece malo, te hemos destrozado cuando eres tan encantador, no te merecemos. Lo entendería si nos expulsaran a todos pronto, hay algunos que lo merecemos. Pero un poco más de paciencia por favor, hay un poco de luz a lo lejos al final del túnel (al menos eso creo, no veo muy bien, soy miope y hay que decir que es realmente oscuro en este momento (momento, la salida aún está lejos). Ya sabes, todavía hay gente buena y acabarán cambiando el mundo. En cualquier caso no tenemos otra opción, tenemos que movernos o chocaremos contra la pared. Bueno lo admito, no tengo garantía de lo que digo, hay días que ni yo mismo lo creo, pero sigamos así, ¡lo logrará!
Para apoyar a Charlo, ¡aquí está el enlace a Surfrider Foundation Europe !