Hola a todos, soy Linda Mam, copresidenta de la asociación de permacultura Les Génies Verts y una de las manitas detrás de Récup'Truck 64, el primer food truck vegano y antidesperdicio del País Vasco.
Hoy dedico gran parte de mi vida diaria a sensibilizar a la opinión pública sobre la noción de alimentación sostenible: ya sea a través de talleres de cocina, servicios de catering o donaciones solidarias de comidas, intento con mis compañeros normalizar la lucha contra el desperdicio y hacer comida vegana. accesible (¡y delicioso!).
Debo mi compromiso eco-responsable a un detonante, a una concienciación ; quien despertó en varias etapas durante un viaje de 15 meses haciendo autostop por América Latina.
Lejos de mi zona de confort occidental, trabajé como voluntaria en diferentes ecoaldeas, granjas de permacultura, ONG y comunidades autónomas. Trabajar la tierra y vivir de forma minimalista durante más de un año me impulsó a no dar por sentado lo que la Naturaleza podía ofrecernos.
También me inspiré en gran medida en la multitud de lugareños y viajeros en mi camino y en el best-seller “Homo Sapiens” de Yuval Noah Harari que acababa de leer durante este viaje.
Además de en la asociación Les Génies Verts , también formo parte de la red de emprendedores de la economía circular Humans By Nature y hago campaña con la asociación L214 por los derechos de los animales en el País Vasco. También me conmueve el tema de la precariedad y de los exiliados y a veces dedico mi tiempo a la asociación Zuekin de Biarritz y a las asociaciones Sawa y Kabubu de París.
La forma en que percibo el mundo que me rodea y la forma en que interactúo con los demás ha estado fuertemente influenciada por este viaje a dedo por América Latina, ese fue el punto de partida pero también me despertaron libros que me han inspirado y sacudido como el “ 4 acuerdos toltecas” de Don Miguel Ruiz, “Piensa como un monje” de Jay Shetty y “Más bien fluir con belleza que flotar sin gracia” de Corinne Morel-Darleux.
Ya que nos centramos en América Latina, déjame contarte una anécdota :
Un día camino a la Huacachina en Perú, estaba sentada sola en una acera apoyada en mi gran mochila esperando a mi pareja de ese momento. ¡Un anciano con su bastón se me acercó y me entregó un billete de 10 soles peruanos (o 2 €)! “Ánimo hija mía, así de dura debe ser la situación en… Venezuela”, me dijo. Me reí mucho mientras le explicaba la situación y obviamente le devolví su boleto y le agradecí calurosamente. Me confundió con un refugiado venezolano porque en 2018 el país estaba en medio de una grave crisis económica y política y todos huían a países vecinos, nos encontramos con muchos de ellos en el camino. Esta anécdota siempre me alegrará el corazón porque al hablar con este anciano, estaba lejos de ser un millonario peruano pero era el ejemplo mismo de que la solidaridad no tiene números ni fronteras.
Me gusta pensar que el deseo de apoyar causas nobles es contagioso. Así que si tuviera que dar un consejo a aquellos que aún no se han lanzado:
Se trata simplemente de no “forzarse” nunca a transmitir una determinada imagen de uno mismo, sino de hacer las cosas con corazón y autenticidad. Todos somos únicos y todos nos vemos afectados por diferentes problemas. Depende de cada uno de nosotros identificar lo que nos motiva y, en particular, lo que nos repugna, y brindar nuestro apoyo según nuestras propias capacidades y medios. Cada gesto cuenta, por “pequeño” que sea.
Se trata simplemente de no “forzarse” nunca a transmitir una determinada imagen de uno mismo, sino de hacer las cosas con corazón y autenticidad. Todos somos únicos y todos nos vemos afectados por diferentes problemas. Depende de cada uno de nosotros identificar lo que nos motiva y, en particular, lo que nos repugna, y brindar nuestro apoyo según nuestras propias capacidades y medios. Cada gesto cuenta, por “pequeño” que sea.
Sin embargo, adoptar un estilo de vida más ético y responsable no es un proceso lineal;
No me proclamo persona “vegana” aunque represente el 90% de mi dieta porque a veces hago desviaciones durante el año y no quiero sentirme juzgada por esta etiqueta. Mi camino hacia el veganismo está lejos de ser lineal y creo que, como ocurre con cualquier cambio de hábito, es importante respetar el propio tiempo siempre que salgas de tu zona de confort y te mantengas firme en tus motivaciones. Lo mismo para el avión que estoy intentando reducir drásticamente, nunca tomaré un vuelo nacional pero para ir a África por ejemplo, las opciones se reducen cuando tienes tiempo limitado. Espero algún día poder impulsar aún más el desafío de mis viajes y favorecer sólo el barco, el tren, el autostop, el transporte público…
No me proclamo persona “vegana” aunque represente el 90% de mi dieta porque a veces hago desviaciones durante el año y no quiero sentirme juzgada por esta etiqueta. Mi camino hacia el veganismo está lejos de ser lineal y creo que, como ocurre con cualquier cambio de hábito, es importante respetar el propio tiempo siempre que salgas de tu zona de confort y te mantengas firme en tus motivaciones. Lo mismo para el avión que estoy intentando reducir drásticamente, nunca tomaré un vuelo nacional pero para ir a África por ejemplo, las opciones se reducen cuando tienes tiempo limitado. Espero algún día poder impulsar aún más el desafío de mis viajes y favorecer sólo el barco, el tren, el autostop, el transporte público…
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